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A.M.P.

Rosaura y Evaristo

Rosaura y Evaristo se conocieron en los pasillos de lacteos del Carrefour. Los dos agarraron al mismo tiempo un trozo de auténtico queso parmesano envasado al vacio del estante refrigerado donde un pequeño cartel rezaba: Delicatessen. Nada más tocarse los dedos los dos soltaron de golpe el trozo de queso y Rosaura, asustada, sintió la irrefrenable necesidad de salir corriendo pasillo abajo. Evaristo, sorprendido, salió corriendo detrás de ella después de recuperar el parmesano del suelo para ofrecérselo en exclusiva y disculparse por el desafortunado incidente. Mientras corría, pensó que esas cosas solo le sucedían a él por que siempre iba ensimismado. Por fín, al volver la esquina de las cremas hidratantes le dió alcance. En realidad Rosaura había parado detrás del estante de las lociones exfoliantes que estaban en oferta. Tenía el extraño hábito de salir corriendo cuando algo inesperado ocurría a su alrededor pero casi siempre le bastaban treinta o cuarenta metros para pararse y darse cuenta de lo ridiculo de su reacción, de que había vuelto a hacerlo, de que tendría que disimular inevitablemente cada vez que después de lanzarse a la carrera recuperaba el aliento y el sentido común.

Así que casi chocaron y quedaron uno enfrente del otro, mirándose de nuevo sorprendidos y extasiados por el sprint. Como todavia no podían hablar por el esfuerzo, se sonrieron. Él con la mano en el pecho, sintiendo como entraba el aire en sus pulmones, ella con las dos manos en las caderas ligeramente inclinada hacia delante. Gracias a aquel primer encontronazo, la primera vez que hicieron el amor no sintieron verguenza por que ya se habían visto las caras coloradas y sudorosas contraidas en gestos de desaforado agotamiento. Hubo otras muchas carreras, siempre era Rosaura la que salía corriendo primero, e invariablemente, Evaristo salía corriendo detrás de ella. A veces asustado por la propia reacción de su compañera, y otras, por hacerse cómplice de sus causas. Celebraban su amor inventando recetas en las que el queso parmesano era uno de los ingredientes esenciales del primer plato y podían contar cientos de divertidas anécdotas para aliñar aquellas veladas culinarias, recurriendo unicamente, a las carreras que Rosaura iniciaba repentinamente. Fueron felices mucho tiempo. Yo los conocí una noche que contaban una de aquellas historietas, acabé con dolor de tripa de reirme tanto.

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